Capital Europea de la Cultura: la herencia ateniense y el poder de la identidad

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Descubra más sobre la historia y el desarrollo de la Capital Europea de la Cultura desde su lanzamiento en 1985 y las ciudades previstas hasta 2033.

Erfahren Sie mehr über die Geschichte und Entwicklung der Kulturhauptstadt Europas seit ihrer Einführung 1985 und die geplanten Städte bis 2033.
Descubra más sobre la historia y el desarrollo de la Capital Europea de la Cultura desde su lanzamiento en 1985 y las ciudades previstas hasta 2033.

Capital Europea de la Cultura: la herencia ateniense y el poder de la identidad

Hoy, 20 de junio de 2025, echamos un vistazo a la historia y evolución del título de Capital Europea de la Cultura, introducido por primera vez en 1985. La iniciativa se remonta a la ex ministra griega de Cultura Melina Mercouri, quien propuso establecer una Capital de la Cultura el 13 de junio de 1985. Su objetivo era enfatizar la diversidad, la riqueza y el patrimonio cultural compartido de Europa. La primera ciudad en recibir este título fue Atenas, proclamada el 21 de junio de 1985 por el presidente griego Christos Sartzetakis. Esto estuvo acompañado de un festival de verano en Atenas celebrado en los edificios de 2.500 años de antigüedad de la Acrópolis. En los años siguientes, siguieron otras ciudades como Florencia (1986), Ámsterdam (1987), Berlín Occidental (1988) y París (1989), estableciendo así nuevos estándares en la cultura europea.

Los primeros años de la Capital de la Cultura se caracterizaron por eventos altamente culturales, mientras que el concepto cambió en la década de 1990. Ciudades como Glasgow (1990) y Amberes (1993) comenzaron a utilizar el título para el desarrollo urbano, con el objetivo de revitalizar los barrios, promover el turismo y fortalecer la identidad local. Estos cambios también se reflejan en el proceso de selección actual, que se considera complejo y es evaluado por un jurado independiente de expertos.

El desarrollo a lo largo de los años.

El título lo otorgaba anualmente la Unión Europea e inicialmente se llamó “Ciudad Europea de la Cultura”. Hubo una excepción en el año 2000, cuando nueve ciudades pudieron ostentar el título al mismo tiempo. Desde entonces, cada año se han nombrado dos ciudades. La concesión de futuros títulos para 2024 prevé ciudades como Bad Ischl (Austria), Tartu (Estonia) y Bodø (Noruega). Bourges (Francia), Budweis (República Checa) y Skopje (Macedonia del Norte) están previstas para 2028. Desde 2020, las ciudades de los candidatos a la adhesión a la UE o de los Estados de la AELC/EEE también pueden solicitar el título.

El procedimiento de la fase de solicitud ha estado configurado por varias decisiones, como la Decisión nº 445/2014/UE, de 16 de abril de 2014, que continúa la acción de 2020 a 2033 en nuevas condiciones. Las ciudades candidatas tienen la oportunidad de adaptar sus conceptos al jurado a través de un proceso de selección nacional. Está formado por diez expertos internacionales y dos nacionales que evalúan las solicitudes basándose en seis criterios de evaluación: estrategia a largo plazo, dimensión europea, contenido cultural, capacidad de implementación, integración social y administración.

Impactos culturales y económicos

La concesión del título a menudo conduce a un aumento del número de visitantes en las ciudades afectadas y promueve la atención internacional sobre los aspectos culturales locales. Esta evolución es especialmente destacada por los expertos de la Capital de la Cultura, como Mittag, que consideran crucial el equilibrio entre la innovación cultural, la sostenibilidad económica y la participación de la población local. Periódico Bietigheim Informa adicionalmente que al considerar postular al título, las ciudades buscan cambios significativos para prosperar cultural y económicamente.

En general, muestra que el título de “Capital Europea de la Cultura” no es sólo un signo de reconocimiento cultural, sino que también ofrece incentivos concretos para el desarrollo urbano y la promoción del patrimonio cultural en Europa. La idea de elegir cada año una Capital de la Cultura promueve un animado intercambio cultural y la conciencia de la diversidad cultural dentro de la Unión Europea.